El teleférico de los humildes
SANTO DOMINGO.
La más alta modernidad tecnológica ha llegado al corazón de
las barriadas más humildes de la capital para facilitar y abaratar la movilidad
de sus gentes: el Teleférico de Santo Domingo, una de las obras más importantes
de este gobierno.
Esto significa que más de 200,000 personas, que serán
usuarios permanentes del metro cable, podrán trasladarse desde sus casas a sus
puestos de trabajo o estudios con la opción más barata que exista en el
transporte público de pasajeros, ya que tendrán la ventaja de abordar, sin más costos,
los vagones del metro para llegar a destinos más lejanos.
Esta ha sido una acertada iniciativa del presidente Danilo
Medina, que responde a las necesidades urgentes para la masificación del
transporte de pasajeros en una metrópolis virtualmente colapsada por la
congestión vehicular.
Tal ha sido la congestión que ya las primeras soluciones
para su fluidez, como los túneles, ele-vados y pasos a desnivel que se
construyeron casi dos décadas atrás, parecen insuficientes. El teleférico, o
los teleféricos, porque deberíamos tener más en otras zonas densamente pobladas
del Gran Santo Domingo, representan un paso hacia adelante en la búsqueda de
alternativas o remedios a esta crisis.
De muchas maneras el teleférico es un gran alivio para los
millares de ciudadanos que tienen que tomar hasta tres rutas de vehículos
trabajos y tres más para retornar en condiciones poco confortables… acaso
inseguras y caras.
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