La frontera, en situación volátil
POR OLMEDO URBAEZ
JIMANI.
JIMANI.
Las provincias fronterizas están
pagando hoy un alto precio por el descuido que han sufrido por parte de
gobiernos que han sido timoratos a la hora de invertir en el desarrollo social
y humano de esas zonas.
En ellas falta de todo lo
indispensable para asegurar a sus habitantes agua potable en tuberías, vías
adecuadas para trasladar las cosechas a los mercados, hospitales con médicos,
parques y canchas deportivas, empresas que ofrezcan trabajo remunerado,
vertederos de basuras, institutos tecnológicos o extensiones universitarias,
entre muchas necesidades.
Producto de la desatención
oficial, esas provincias han vivido en estado deprimido y ese es el factor
determinante para que muchos de sus habitantes abandonen ciudades y campos
dejándoles el espacio a una población mayor, multiplicada de inmigrantes
ilegales haitianos, que literalmente se ha hecho dueños de sus tierras.
Con la reciente muestra del
hartazgo popular de los pedernalenses por los constantes actos delictivos
perpetrados por esos inmigrantes, que luego huyen a su país a refugiarse y
escapar de la justicia, los ojos de la sociedad dominicana se han enfocado en
la situación de volatilidad en que se encuentra la frontera, con todas sus posibles
consecuencias.
La cohabitación entre gente de
dos países, igualados en sus niveles de exclusión y de pobreza, no resulta ya
tan tranquila y llevadera. Se hacen más frecuentes las fricciones por el robo
de ganado o productos agrícolas, motores y utensilios caseros; atracos y
asesinatos, y por ciertos comportamientos de los haitianos que chocan con las
costumbres de los dominicanos.
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