El "trauma Odebrecht"

Por Olmedo Urbáez
Barahona.

El escándalo Odebrecht, que ha revelado las astucias de esa em­presa constructora brasileña para agenciarse concesiones de obras millonarias, ha puesto al desnudo la fragilidad del escudo anticorrup­ción que supuestamente cubre, con una diversidad de leyes y normas, el erario nacional.

Por encima de las previsiones crea­das en el sistema de contrataciones y licitaciones para las compras públicas, vendedores, proveedores u oferentes de servicios y obras para el Estado se las arreglan para influir en concursos y conseguir por la izquierda, o por debajo de la mesa, como se dice, su propósito mercurial.

Lo que llama la atención es que la Odebrecht, que ha logrado una nombra día mundial por las obras de envergadu­ra que ha realizado en muchos países, tenga que valerse de sobornos (como públicamente ha admitido) para ganar­se derechos de concesión que válida y legalmente pudiera lograrlos en base a sus estándares de calidad o a su capaidad para responder a los requerimien­tos de las licitaciones.

Al recurrir al mecanismo de sobor­nos en una docena de países, entre ellos el nuestro, donde erogó 92 millones de dólares para esos fines, la Odebrecht se puso del lado de las malas prácticas que la República Dominicana, con sus le­yes de transparencia y sus normativas para las licitaciones y contrataciones, trata de controlar o minimizar desde ú que entró a formar parte del DR-Cafta o n. acuerdo de libre comercio con Estados tí Unidos y Centroamérica.

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