Un poco para atrás por favor

POR OLMEDO URBAEZ
SANTO DOMINGO.



La realidad tiene la virtud de ponerle espejuelos a la tozudez. Claro, que esto va para los que tienen lucidez y están en capacidad de entender. La experiencia me dice que esto puede ser entendido en la Junta Central Electoral (JCE).

Aún aquellos que proclaman estar de acuerdo con su reciente resolución, esa que limita la libertad de acción de los candidatos, no la cumplen. Esa certidumbre es para que los miembros del organismo entiendan que equivocaron la ruta y están a tiempo de cambiar de curso.

En el país no hay quien esté en des-acuerdo con acortar el tiempo de campaña. Esa es una tremenda verdad, pero los involucrados en el tema han realizado programaciones e inversiones acorde con que el tiempo de veda no existe. La lucha por el poder no es una inspiración súbita ni decisión de mesa de comensales. Muchos intereses y voluntades se ponen sobre la mesa de la oportunidad y la JCE tiene que saberlo. La inconstitucionalidad de la disposición no tiene discusión. Hay que entender que podría estar cargada de buena voluntad, pero a menudo así está asfaltado el camino del error. Sin embargo, errar es de humanos y de los vivos es cambiar de parecer. Este es buen momento para que la JCE recoja los términos de su proclama y llame a los partidos para que todos juntos busquen una salida ala situación. Enjundiosos juristas se han manifestado por nadar todos en las aguas de la necesaria limitación del tiempo de campaña, pero lo importante ahora es el consenso no la creación de una ley para estos menesteres, habida cuenta de que los legisladores se tomarán más tiempo para su aprobación que con la Ley de Partidos.

Todos a una deben poner la política al mando. Aunque no lleguen a un acuerdo se notará que la JCE hizo el esfuerzo. Lo que debe borrarse del aire es que la institución es desobedecida por evacuar una disposición inaceptable. El organismo rector de las elecciones debe tener siempre una autoridad en base a lo justo.

La JCE carece de policía o ejército para hacer cumplir sus ordenanzas; tampoco es “Ley batuta y Constitución”. Su función es la de regulador de los embistes que los diferentes intereses tienen en su búsqueda del poder político. Cambiar el rumbo en sano, elude los escollos y todo queda bien.

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