La Reelección ya está en marcha
POR OLMEDO URBAEZ
BARAHONA.
Acaban de terminar los famosos cien días que se autoconceden
los gobiernos para tomar contacto con la realidad del poder. No eran necesarios
en el caso de la presente administración, pero igual se lea otorgan. Siempre,
entre ese período .y la campaña electoral, hay una agitación omnipresencia del
triunfa- do& .Sin embargo, vemos que el presidente Dando Medina ha seguido
derecho de la campaña electoral con un tren de trabajo y visitas públicas que
tienen aroma a continuidad.
El mandatario va a donde lo inviten y céntimas a los actos
propios, aunque sea inaugurar un aula. El hombre tiene resistencia de hierro.
Por el momento hay un pequeño obstáculo constitucional para la reelección, pero
no es cosa del otro mundo. Es pequeñez que la convocatoria congresual puede
remedir. Dos puntadas a ese roto.
No quiero decir que soy una ganzúa de la política, pero
Danilo sabe cómo salvar esos inconvenientes. Tiene aparcado su rodillo
morado. Sería un error político temer a la oportunidad. El panorama es
tentador. Carece de obstáculos que le frenen. Están dadas las condiciones para
repostularse.
Los primeros factores los tiene en el bolsillo: Hay
estabilidad económica. El deslizamiento de la tasa de cambio va como una gotera
después de lluvia; el endeudamiento será carga para quien venga, así como su
gobierno paga las deudas de otros. Carece de oposición política organizada
porque un trozo de carne calma los ladridos o los pone a pelear para quedarse
con la presa.
La reelección tiene dos de cuatro partidos “mayoritarios” y
los dos de oposición tienen conflicto
de origen. Hipólito Mejía y Luis Abinader son dos de los
tres presidentes que tiene el PRM, lo que significa confrontaciones garantizadas;
en el PRSC está la disputa que nunca acaba: se dice que en vez de dos son tres
grupos que disputan el jugo de la entidad.
Danilo Medina tiene un fuerte sustento político con sólidos
aliados y control real del PLD. La postulación no verbal de Danilo va
fortaleciendo su imagen de líder único. Disuade apetencias internas y desarma
fricciones, o que el partido se torne un ente ríspido.
Al tiempo que desestimula grupos alternativos, estimula a
los suyos a marchar a favor de tres coronas consecutivas, marca que con mucha
oposición, represión-y- crisis económicas logró Joaquín Balaguer.
La mesa está servida. Es la dulce molestia de la corona.
(¿Es un rodillo eso que oigo?).
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